La calma breve de finales de septiembre, ese pequeño veranillo de San Miguel, se verá interrumpida por un temporal generado por una profunda borrasca llamada Álex formada por ciclogénesis explosiva… Además de ser algo lioso, ¿asusta? La verdad es que esta descripción puede hacerlo, sobre todo por las palabras “ciclogénesis explosiva”, así que os voy a contar qué es y por qué Álex no es eso…

“Ciclogénesis explosiva”

¡Menudo nombre! Si nos parece impactante en español, imaginad cómo lo pueden interpretar en inglés, ¡las llaman “bombas meteorológicas”! Ojalá no adoptemos nunca esa nomenclatura en español. En cualquier caso, la verdad es que este nombre no nos habla directamente de un sistema… ¡sino de su formación! Ciclogénesis explosiva solamente hace referencia a cómo se ha generado una borrasca, un ciclón, y el propio nombre nos lo indica:

“Ciclo-génesis”

Tal vez, el término “ciclón” nos lleve a pensar en los huracanes, ¡y no iríamos mal encaminados! Sobre todo, si tenemos en cuenta que se llama así a los “huracanes” que se forman en el océano Índico. Pero, en realidad, “ciclón” es un término genérico que se refiere a un sistema de bajas presiones que gira en sentido ciclónico, es decir, en sentido antihorario en el hemisferio norte y horario en el hemisferio sur.

Por tanto, cuando hablamos de borrascas, ¡también lo estamos haciendo de ciclones! ¿Cómo lo diferenciamos entonces de la familia de los huracanes? Poniéndoles apellidos como “extratropical” a las borrascas o “tropical” a los que se forman en esa del planeta y tienen determinadas características, ¡entre otros!. Vale, entiendo que esto es un poco lioso, porque a los ciclones tropicales del Índico les quitamos el apellido… En cualquier caso, la idea con la que nos tenemos que quedar es que una borrasca es un ciclón extratropical, diferente a los ciclones tropicales.

Vamos ahora con “génesis”. Según la Real Academia Española “génesis” en femenino significa “origen o principio” por lo que, como ya os adelantaba antes, la ciclogénesis será la formación de un ciclón tenga el apellido que tenga.

“Explosiva”

A pesar de lo impactante que nos pueda resultar este adjetivo, lo que nos indica es la rapidez con la que se forma una borrasca. En números: una profundización, al menos, de 24 hPa (esto son “hectopascales”, similares a los “milibares”, y es una unidad de presión) en 24 horas o múltiplo de ello, como 12 hPa en 12 horas. Nota: Simplemente como curiosidad, aquí podríamos ponerle algunos matices, porque los números dependen de la latitud donde estemos… pero en esto no vamos a entrar.

El resultado es lo que nos resulta familiar. Este tipo de proceso de formación tan violento puede dar como resultado borrascas muy profundas y, por consiguiente, potentes, con fuertes vientos, precipitaciones… Es lo que ha pasado en este caso, que la borrasca se ha formado de forma rápida, va a tener impacto notable y se le ha puesto nombre.

¿Por qué Álex no es una ciclogénesis explosiva?

No es correcto referirse a una borrasca como “ciclogénesis explosiva”. Es bastante habitual escuchar, por ejemplo, que “El viento de la ciclogénesis explosiva ha provocado el derribo de árboles”. Pero esto no es correcto porque, como os he explicado, la ciclogénesis explosiva no nos habla de ningún sistema, ¡sino de su formación!

Sería como hablar del nacimiento cuando queremos referirnos a una persona. Imaginad que vuestro primo Álex, que nació por cesárea hace 3 años, es un poco travieso y ha roto unos platos. Diríais que “mi primo Álex ha roto unos platos”, no que “la cesárea Álex ha roto unos platos”.

En este caso borrascoso es lo mismo, Álex no es una ciclogénesis explosiva, sino una borrasca. Por tanto, utilizando el ejemplo que hemos puesto al comienzo del post, lo correcto sería decir que “el viento de la borrasca Álex ha provocado el derribo de árboles” y, si queremos hacer referencia a su proceso de formación, “el viento de la borrasca Álex formada por ciclogénesis explosiva ha provocado el derribo de árboles”.