¿Cómo afecta el cambio climático a los bosques tropicales? Un estudio reciente apunta a que actualmente, el 40% de la selva amazónica puede sobrevivir como bosque o sabana y podrían desaparecer más de 1 millón de km² a finales de siglo…pero, ¿es así en todas las regiones tropicales? Tremendamente interesante. ¡Os cuento!

Los bosques tropicales son unos ecosistemas que nos pueden parecer muy resistentes ante cambios externos, con una gran capacidad de adaptación. Pero la realidad es que una región de este tipo es bastante sensible y puede terminar convirtiéndose en una sabana, algo que costaría horrores revertir.

Os lo muestro con este dibujo esquemático (basado en la Fig.1 del artículo) con unos árboles, lluvias y un tobogán con una pelotita que representa el “estado” en el que está ese bosque. Para sacar la pelota de hoyo I y llevarlo al II os va a costar más que al revés. Entre el hoyo II y el III casi no nos va a costar trabajo movernos pero si nos vamos hacia el IV… a ver quién es el listo que es capaz de volver fácilmente.

Traduzcamos esto a los estados por los que puede pasar el bosque tropical.

Lo que los autores indican es que hay un estado con un bosque, podríamos decir, “estable” capaz de recuperarse fácilmente, un estado donde se puede pasar de bosque a sabana y viceversa sin demasiado trabajo, es decir, una situación en la que una región podría existir tanto como bosque como sabana. Finalmente, un estado de «sabana total» del que costaría muchísimo salir (como os había dicho antes).

¿Cómo podemos cambiar esos estados?

Para cambiar de un estado a otro es necesario alterar las condiciones de lluvia y humedad. Esas condiciones que pueden venir marcadas por el clima en sí, por los sistemas atmosféricos que suelan afectar a la zona… ¡pero es que el propio bosque tropical tiene un papel FUNDAMENTAL!

Resulta que los bosques tropicales, a pequeña escala, aumentan la cantidad de lluvia que cae porque extraen la humedad del suelo y la llevan a la atmósfera. Es decir, retroalimentan y amplifican la lluvia en esa zona. Cuanto más poblado esté ese bosque y más agua sea capaz de tener, más resistente será. Pero, si empezamos a quitar árboles deforestando la zona, a través de incendios… se reduce la capacidad de retener esa humedad, amplificar las lluvias y se facilita que el bosque vaya evolucionando hacia la “sabana”.

Ahora bien. no se sabe del todo bien hasta qué punto importa ese efecto de “pequeña escala” en la escala global, así que eso fue lo primero que comprobaron en el estudio a través de un conjunto de modelos,

¿Cómo ven los modelos esa interacción?

Para comprobar hasta qué punto la selva es capaz de regenerarse sola, simularon las precipitaciones actuales sin que existieran esas zonas verdes en los trópicos y vieron cuánto se recuperaba. ¿El resultado?  En Australia se recuperaba casi todo, pero el Amazonas lo hacía el 60% y en África sólo el 1% de la extensión actual. Esto tiene esta terrible lectura: en la actualidad, el 40% del Amazonas podría existir perfectamente como sabana o como bosque (esos hoyos II y III de antes) y la selva del Congo es tremendamente susceptible a cambiar de estado en casi cualquier punto.

¿Y al contrario? Si mantenemos las zonas verdes y el clima como está, ¿hacia qué estado van los bosques? Podéis imaginarlo: se recupera más extensión de la que hay actualmente. Es decir, estamos en un estado delicado porque la selva es capaz de seguir regenerándose pero encontrará dificultad en algunas regiones si se eliminan árboles.

¿Qué pasará en el futuro?

De momento la aproximación es muy «basta» para el futuro, se desconocen aspectos como la adaptación de los árboles… pero ya vamos teniendo pistas de por dónde podrían ir los tiros.

Lo que está claro es que el cambio climático va a modificar los patrones de lluvia. Podríamos pensar que un planeta más cálido traerá desertificación general, pero no: las zonas lluviosas tienden a ser más lluviosas y las secas más secas. Os lo enseño en un gráfico adaptado del IPCC en el que se muestra cómo podría cambiar el porcentaje de precipitación para final de siglo por cada ºC que suba la temperatura.

Mirad bien los trópicos, ¡más agua en general! Claro, que con más lluvias habrá zonas que podrán aumentar su superficie arbórea y esto es algo que beneficia a casi todos los bosques tropicales… con algunas excepciones. Mirad el norte de Sudamérica.

El norte del Amazonas podría pasar un punto de no retorno por el cambio climático, pudiendo perder 1.45 millones de km² en el peor de los escenarios. Además, si se deforestase todo el Amazonas en esa situación climática tan pesimista, sería más complicado que ahora hacerlo crecer de nuevo. ¿Qué pasa en el resto de continentes? En general, la pérdida de selva no sería tan notable, en África 3000 km² y Australia-Asia 1000 km².

En cambio, en ese escenario tan pesimista, las áreas más resilientes aumentarían entre los 300.000 y los 660.000 km² en función del continente. Mirad qué curioso: la selva del Congo se podría ver reforzada en esta situación.

De todas formas, los autores del estudio apuntan a que estos resultados deben tomarse con precaución para no generalizar el funcionamiento de los bosques tropicales. El cambio climático estará detrás de cambios en la distribución de estos bosques tropicales. Pero tenemos que tener en cuenta que la relación entre la pequeña y gran escala es importante… podría tener grandes efectos en el sistema climático que aún se están investigando. De hecho, a pesar de que la selva del Congo muestra gran resiliencia por el cambio climático, la deforestación tiene un papel potencialmente mayor para llegar a ese punto de inflexión y convertirse en una sabana.

¡Y ya termino! Como veis, los engranajes del sistema climático son muy complicados y nos estamos moviendo en terrenos muy inestables. Los bosques tropicales tienen un papel muy importante y, si los destruimos, puede ser difícil volver a hacerlos crecer. Estamos a tiempo de mejorar la salud de estas zonas del planeta y de su biodiversidad.