El 8 de junio es el Día Mundial de los Océanos, grandes salvavidas a la par que grandes sufridores de las crisis climática y ambiental. Así que, aprovechando esa fecha, quería contaros algunas de estas cuestiones y poneros un ejemplo de que la investigación y tecnología son MUY necesarias… pero tal vez no suficientes.

(Por cierto, antes de empezar al 100%, ¡gracias Diego por guiarme en algunos tramos donde me surgían dudas!

Gracias, océanos…

Muchas veces, al pensar en los océanos y los riesgos a los que se enfrentan pensamos en las cantidades impresionantes de basura que reciben al año, pero no es su único problema… Además de recibir basura absorben otras cosas que los han convertido en un auténtico salvavidas y son claves para entender el clima de nuestro planeta. Por ejemplo, han absorbido en torno al 30% del CO2 emitido por el ser humano y ~90% del exceso de energía que causa el cambio climático. Pero esto no les sale gratis (bueno, ni a ellos ni al resto del mundo).

Absorber tanto CO2 les está acidificando, amenazando y destruyendo ecosistemas. Por otro lado, el hecho de absorber tanta energía está calentándolos. Esto va más allá de que “el agua esté más calentita” cuando nos bañemos: un agua más cálida ocupa más espacio, contribuyendo a la subida del nivel del mar y, además, aporta más vapor y más energía a la atmósfera. Esto puede alimentar fenómenos meteorológicos extremos, como huracanes (sería tener un motor con más gasolina y pisando bien el acelerador…). Pero este aumento de temperaturas también tiene implicaciones bajo la superficie y está afectando a muchos organismos.

Los arrecifes de coral y su vulnerabilidad.

Ente ellos están algunos corales. A pesar de que los arrecifes de coral no ocupan ni el 1% de la superficie oceánica, hasta el 25% de las especies marinas dependen de ellos. Esto hace que, además de preciosos, sean clave en el océano… pero resulta que son tremendamente vulnerables. Os cuento un pelín lo que les pasa:

Hay un tipo de coral, el que genera los arrecifes, que tiene un esqueleto duro formado por carbonato de calcio. ¡Ese esqueleto es blanco! Lo que ocurre es que esos corales no viven solos, sino que lo hacen en simbiosis con unos seres llamados zooxantelas. Estos seres, además de darles colores preciosos, les aportan nutrientes a los corales. Pero no les acompañan de forma incondicional…  si sube mucho la temperatura, se van y “le quitan” el color, dejándolos blancos. Es lo que conocemos como “blanqueamiento del coral”.

Y no sólo eso… ¡también le dejan sin tantos nutrientes! Claro, como imaginaréis, esto tiene grandes consecuencias: los corales pueden llegar a morir y, además, afecta a las funciones de todo el ecosistema. Un ecosistema, recordemos, que alberga muchísimos seres y es altamente vulnerable. De hecho, así aparece en el Informe Especial-1.5ºC del IPCC, donde se indica que limitando la subida de temperaturas a 1.5ºC, desaparecerán entre el 70 y 90% de los corales de aguas cálidas que existen actualmente. Si sube a 2ºC, lo hará el 99%. Cada décima cuenta… y actualmente en torno al 50% de los corales ya se han visto afectados.

¿Una posible solución?

Ante esto, ¿existe forma de recuperarlos o existen corales resistentes? Pues resulta que hace muy poquito se publicó un artículo (por aquí lo pongo) en el que se analizaban corales “resistentes” al cambio climático. Básicamente, habían conseguido identificar corales que soportaban altas temperaturas, llevárselos a otra parte, que siguiesen manteniendo esas cualidades y que podían utilizar para regenerar arrecifes dañados. Algo muy prometedor… pero que hay que tomar con optimismo moderado:

Kate L. Barott, la autora principal del artículo, señalaba lo siguiente respecto a esta técnica: “pueden darnos algo de tiempo (…) pero necesitamos acción climática global porque incluso estos corales resistentes no sobrevivirán si el océano sigue calentándose al ritmo actual”. Esta declaración (que está en este link que os pongo por aquí) me parece tremendamente importante. No debemos perder el foco de las acciones principales y urgentes que debemos tomar para mitigar el problema.

¡Y ojo! Además de más calor, recordemos que los océanos se están acidificando por absorber CO2 o que están siendo invadidos por toneladas de basura. Debemos prestar atención a todos sus problemas a la vez… no servirá de nada tener un océano limpio si es mucho más cálido o ácido (o viceversa) o donde los ecosistemas están en desequilibrio por una sobreexplotación de la pesca.

¡Y termino! Como veis, podríamos dedicar muchísimos artículos a hablar de los océanos y sus retos, que son muchísimos. La investigación y tecnología son muy necesarias y pueden ayudarnos a recuperar algunos ecosistemas dañados, pero tal vez no sea suficiente y esperar un tiempo puede hacernos llegar muy tarde. Debemos poner el foco en las raíces del problema de forma inmediata.  


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