El 2020 fue uno de los más cálidos pese a «La Niña«, una fase de un fenómeno natural relacionado con las temperaturas en el Pacífico ecuatorial. Pero aunque el ciclo natural explicaba lo que ocurría ahí, en el noroeste pasaba algo inentendible sin la acción humana. Os cuento
Antes de arrancar, os dejo por aquí el artículo en el que está basado este artículo. The Northwestern Pacific Warming Record in August 2020 Occurred Under Anthropogenic Forcing de Harashi et at, publicado en diciembre de 2020. Ahora sí, ¡arrancamos con una pildorita de un fenómeno natural en el Pacífico!
Un pelín de variabilidad natural…
El fenómeno de El Niño-Oscilación del Sur es un proceso natural relacionado con las temperaturas superficiales en el Pacífico ecuatorial. Cuando esas temperaturas están por encima de la media, a esa fase se le conoce como «El Niño» y, por debajo de la media, «La Niña».
Diréis «¿por qué me cuenta esto esta tía?» pues porque esas fases suelen estar relacionadas a nivel global con años más cálidos (El Niño) o más fríos (La Niña). El problema es que 2020 ha mirado cara a cara a 2016, un año que tuvo un Niño intensísimo… pero mirad en la imagen de aquí abajo lo que hubo en 2020 desde agosto. Manchurrón azul, eso son temperaturas por debajo de la media (además bajo un determinado umbral, que no vale cualquier décima por debajo de ésta): ¡una Niña!
Precisamente, esta Niña a finales de año es lo que ha hecho que 2020 se «contenga» como el año más cálido (no me imagino qué hubiera pasado si hubiera habido El Niño). Pero mientras algo completamente dentro de la variabilidad natural ocurría en la parte ecuatorial del Pacífico, en el noroeste pasaba otra cosa.
Volved a mirar la imagen de arriba.
Chan Chan Chan…. Manchurrones rojos: temperaturas anómalamente altas. De hecho, fueron temperaturas sin precedentes en esta zona que, por ejemplo, frente a las costas de Japón llegaron a rondar los 30ºC (esto es una barbaridad, aunque en el Mediterráneo lo hayamos visto más de una vez y de dos) o que, incluso, pudieron intensificar ciclones tropicales que causaron daños importantes en la península de Corea y en Japón.
¿Es esto normal?
La cuestión es que esta parte del Pacífico se lleva calentado desde mediados del siglo XX por la acción de los gases de efecto invernadero liberados por el ser humado, pero no estaba del todo claro cómo aumentaba la probabilidad de que se dieran estas temperaturas tan altas. ¿Hasta qué punto este tipo de eventos salen de lo que puede ocurrir de forma natural?
Intento explicar eso un poco mejor haciendo analogía con la atmósfera: que el aire esté más caliente no quiere decir que estemos en una ola de calor constante. Aunque aumente la probabilidad de que se produzcan, podemos tener periodos más fríos, templados…. ¡y además podemos tener una serie de ciclos! El tema es que esta variabilidad natural, se mezcla con un forzamiento que provoca que algunos eventos se puedan dar de forma más recurrente. Eso es lo que queremos comprobar, cuánto ha afectado el forzamiento externo a que algunas cosas se vean ahora más que antes.
Entonces, ¿hasta qué punto es ahora más fácil tener esos episodios cálidos en el noroeste Pacífico que antes? Para dar respuesta a esta pregunta, utilizaron un conjunto de modelos que permiten estimar la influencia en el clima de diferentes factores: gases de efecto invernadero, aerosoles, el sol… Son una herramienta potentísima para reproducir algo parecido a la realidad y analizar este tipo de cosas.
En este caso, detectaron que las temperaturas tan altas en el noroeste del Pacífico entre 2001-2020 se podían producir con una frecuencia de una vez cada 12-18 años (lo que cuadraba con las observaciones, punto positivo para los modelos) un resultado llamativo teniendo en cuenta lo siguiente: los resultados mostraron que difícilmente podría haberse dado algo por el estilo sin la influencia de los gases de efecto invernadero liberados por el ser humano o durante el siglo XX.
¿Podemos decir algo del futuro?
El análisis no se quedó ahí. Comprobaron qué mostraban las proyecciones del futuro y observaron que este tipo de calentamiento en el noroeste del Pacífico puede convertirse en la nueva normalidad climática en agosto entre 2031-2050, incluso, si llegamos a mantener la temperatura limitada a los 2ºC del Acuerdo de París…
Esto es problemático porque el hecho de que aumente la temperatura en el océano no implica únicamente que el agua esté más calentita cuando nos bañemos. Ya hemos visto antes que estas temperaturas se habían relacionado con la intensidad de algunos tifones que afectaron a esta zonas del país.
Los océanos juegan un papel fundamental en el sistema climático y están absorbiendo alrededor del 90% del exceso de energía que está provocando el calentamiento global, algo que ha llevado a que las temperaturas en la parte superior del océno hayan sido récord en 2020 a nivel global, pero ya hablaremos de este tema dentro de poquito, que me está quedando un poco largo este artículo.
¡Y ya termino! Este hecho pone de manifiesto varias cosas. La primera es la potencia que tienen los modelos para reflejar la realidad (punto positivo para ellos y para toda la ciencia del clima). Pero, al mismo tiempo, asusta ver que la acción del ser humano en el clima puede ser tan identificable y que cosas que aparentemente son anómalas puedan convertirse en lo normal dentro de unos años. Necesitamos medidas urgentes para luchar contra la crisis climática porque todo está relacionado y, lo que ocurre en una parte del mundo, no se queda en esa parte del mundo. ¡Gracias por leer y compartir!
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