El 8 de junio se celebra el día Mundial de los Océanos. Un día para visibilizar su importancia y los retos a los que se enfrentan. Siempre me refiero a ellos como unos grandes salvavidas ante el cambio climático a la par que unos grandes sufridores cuyas consecuencias… emmm… bueno, os cuento.

Antes de ver la magnitud de su respuesta ante el cambio climático, tenemos que hacer un breve repasito de cosas que sabemos, como que la temperatura del planeta está subiendo y que en la actualidad es ~1.1ºC más alta que en la era preindustrial. Esto es resultado de que hay un desequilibrio en la energía del sistema climático: entra más energía de la que escapa. La principal causa es el aumento de gases de efecto invernadero que está emitiendo nuestra especie a la atmósfera, con el CO2 a la cabeza. Ahora estamos viendo concentraciones de este gas que no se registraban desde hace, al menos, 2 millones de años (la imagen de aquí abajo [NASA] es hasta hace 800.000 años porque son datos en hielo, que llegan hasta ahí)

La cuestión es que el CO2 no se queda únicamente en la atmósfera, sino que se reparte entre la vegetación, el suelo, los océanos… y se estima que la superficie de estos ha absorbido alrededor de un 25% del CO2 que ha emitido el ser humano desde 1750.

Como os decía al comienzo del post, esto les convierte en unos importantes salvavidas a la par que en unos grandes sufridores, porque absorber tanto CO2 no les sale gratis… Se están volviendo más ácidos, lo que tiene consecuencias para los organismos que viven en este medio. Ojo. No solo CO2… también absorben energía. MUCHA. Aunque parezca mentira, desde 1970 la atmósfera ha absorbido alrededor del 1% de la energía «extra» que está causando el cambio climático. ¡Los océanos más del 90%! Y se están calentando… aunque no en todas las profundidades por igual.

El océano está aumentando su temperatura sobre todo en la parte más superficial, lo que crea una especie de «capa» que dificulta la mezcla de agua, de nutrientes, de gases, la interacción entre algunas especies… Además, el agua ocupa más espacio cuando aumenta su temperatura, lo que contribuye a la subida del nivel del mar.

(Bueno, Atención con esta parte que empezamos) Os había dicho que esa absorción de energía “no está ocurriendo en todas las profundidades”, sino en los primeros kilómetros. La cuestión es que esa energía no se va a quedar solo ahí, sino que el océano seguirá repartiéndola en profundidad (y absorbiendo más), calentando más agua y haciendo que se expanda. Estos procesos tardan cientos, miles de años… y tiene una implicación muy incómoda: incluso si dejásemos de emitir gases de efecto invernadero ahora mismo, el nivel del mar seguirá subiendo durante mucho tiempo más. Además el océano seguirá absorbiendo CO2, volviéndose más ácido…

Menudo panorama.

¡PERO NO OS DESANIMÉIS ANTES DE TIEMPO! (Voy a arreglarlo)

Sí, algunos procesos ya son irreversibles en cientos y miles de años. Pero, a ver, imaginad que estáis en casa y se empieza a quemar la habitación… ¿Qué hacéis? Imagino que nadie por aquí echaría más gasolina al fuego, ¿no? Creo que, si todo va bien, todo el mundo intentaría sofocar el fuego. Aunque no puedas recuperar algo, vas a intentar por todos los medios que no se extienda a otras habitaciones, o se te caiga el techo… Pues con esto pasa algo parecido. Sabemos que en un futuro próximo hay cosas que no podrán volver a como estaban hace unas décadas, ¡pero otras sí! Y aún hay margen para que sean muchas las que permanezcan tal como las conocemos ahora, ¡pero debemos darnos prisa!

¡Y termino! Como veis, la sombra del cambio climático es muy alargada y los océanos seguirán bajo ella durante muchísimo tiempo… mitigarlo (y adaptarnos) no solo es importante para ellos, sino también para el presente y futuro de nuestra especie. ¡Gracias por leer y compartir!


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