A ver, ¡pregunta! Imaginad que estáis flotando en una barca en el océano Ártico viendo un iceberg enfrente y el viento está soplando desde vosotros hacia él, ¿hacia dónde se mueve el iceberg?
¿En el sentido del viento habéis dicho? MEEECK ¡ERROR! Si estamos en el hemisferio norte, el iceberg se va a desviar unos grados hacia la derecha del viento y, en el sur, hacia la izquierda. Curioso, ¿verdad?
Fue lo que percibió Fridtjof Nansen observando hielo en el Ártico: los icebergs se desplazaban entre 20-40º a la derecha del sentido del viento. ¡Curioso!
¿Por qué ocurre esto? La clave está en que la Tierra gira y esto provoca que aparezca algo que desvía la trayectoria recta inicial de los objetos (no me voy a meter demasiado en la explicación),
En este caso concreto, Nansen estableció que había tres fuerzas principales que entraban en juego: la provocada por el viento, el rozamiento y la fuerza de Coriolis, que es la que aparece por el hecho de que la Tierra gire.
Ahora bien, Nansen no fue quien desarrolló el estudio teórico de la influencia de la rotación de la Tierra en las corrientes generadas por el viento, sino que fue Vagn Walfrid Ekman y es quien le da nombre a muchos parámetros relacionados con este tema.
Os presento a la capa de Ekman, la región que se ha visto afectada por ese viento soplando. En profundidad el agua también se ve alterada, con velocidades cada vez menores y generando una espiral.
¡Y no sólo esa espiral! Este fenómeno tiene otras muchas implicaciones muy interesantes e importantes que no voy a tratar por el momento (otro día si eso).
Por supuesto, Ekman hizo muchas suposiciones para su desarrollo teórico (no fronteras, mucha profundidad…) pero este modelo explica bastante bien la realidad y nos permite saber por qué en ocasiones el movimiento no será a favor del viento por muy fuerte que sople.
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