¿Cada cuánto laváis vuestros vaqueros? Hace un tiempo lo preguntaba en mi cuenta de Twitter (@isabelisamoren) y, no, no era para ver cómo de cochinos o cochinas son las personas que me siguen… sino para comprobar que igual los estamos lavando regular y que su huella está llegando hasta el Ártico. Os cuento

Antes de arrancar al 100%, os dejo por aquí el artículo en el que he basado este post, de Athey, S.N. et al. publicado en septiembre de 2020 en Environmental Science and Technology Letters. Es un estudio en el que se analizaron microfibras generadas por el ser humano que se impregnaban en el archipiélago ártico canadiense, los Grandes Lagos Laurentianos y otros lagos en Ontario

Ahora sí, ¿cada cuánto laváis los vaqueros? Según la encuesta que publiqué ayer en mi twitter, la gente por mi red social los suele lavar después de ponérselos 3-5 veces.… lo siento, ¡¡ESO ES LAVARLOS MUCHÍSIMO!!

Que no lo digo yo porque sea (o no) una cochina, que es que la propia marca Levi’s aconseja lavarlos poco, cada 10 puestas y hacerlo en frío, secarlo al aire… Además, por sorprendente que parezca, todo apunta a que lavar pocas veces los vaqueros tampoco supone un gran problema higiénico (entendámonos, no hablamos de unos vaqueros manchadísimo, que huelan a demonios o que puedan echar a correr ellos solos).

La huella de las prendas

Cuando lavamos la ropa, ésta se degrada y suelta unas microfibras que se lleva el agua de la lavadora. Esa agua sucia va a unas plantas depuradoras para ser tratada y muchas microfibras se quedan ahí, pero otras son tan pequeñas que se escapan y terminan llegando al medio ambiente.

Esas partículas que suelta la ropa tienen el sello del ser humano porque hemos tratado el material (el que sea) para hacer esa prenda. Además, las microfibras están por todas partes: en el agua, en ecosistemas terrestres… y constituyen la mayor parte de las partículas antropogénicas encontradas en el medio ambiente.

Hasta aquí podemos pensar en microplásticos, fibras sintéticas… ¡pero hay más! Por ejemplo, los vaqueros están hechos de algodón pero tienen tantos tintes y tratamientos para aumentar su durabilidad que, aunque lo que suelte sea una celulosa «natural», también tiene esa huella antropogénica. Por tanto, aunque las podamos considerar “naturales”, las microfibras de los vaqueros son lo suficientemente resistentes para viajar mucho y acumularse en el medio. Se han encontrado en lagos, sedimentos, en el tracto digestivo de peces y hasta en profundidades inferiores a los 1500 metros.

Ahora bien, ¿realmente hay tantas microfibras de este tipo? Según los resultados de este estudio, las microfibras “naturales” son más frecuentes de lo que pensamos. En los lugares donde realizaron los análisis, estas fibras “naturales” representaban entre el 20 y 51% de las microfibras que encontraban y ¡en torno a la mitad de ellas provenían de los vaqueros! Ahí es nada… y encima son fácilmente localizables porque tienen tonos azules.

¿Cuántas microfibras se liberan cada vez que lavamos un vaquero?

Depende del tamaño, si son nuevos, usados… para este estudio determinaron que en los vaqueros nuevos se liberaban unas 210 microfibras por gramo, mientras que los usados unas 130. Vale, ¿y esto cuánto es en total? Pues, para un único par de pantalones, se pueden emitir al medio alrededor de 56.000 microfibras POR LAVADO. Por supuesto, esta cantidad varía en función del tamaño del pantalón, las condiciones de lavado… normalmente, al lavar con agua caliente se sueltan más partículas que con fría.

¿Cómo podemos minimizar la liberación de estas partículas? Pues podríamos recurrir a la tecnología, ¿no? Filtros en las lavadoras que pueden mitigar que esas microfibras lleguen al medio, por ejemplo. Pero hay otras opciones que me gustan mucho más:

Como en casi todo lo relacionado con estos temas, hay una solución mucho más fácil, económica y recomendable: lavar menos los vaqueros y, cuando lo hagamos, usar formas que minimicen la expulsión de microfibras como lavar con agua fría y no secarlos en la secadora (que la secadora también hace que se desprendan, ¡y hasta el simple hecho de llevarlos puestos! Pero minimicemos este impacto, que es la idea).

Bueno, menuda maravilla de recomendaciones básicas porque, además de disminuir la liberación de microfibras, reducimos el uso de energía, nos ahorramos un dinerillo y también es bueno para luchar contra el cambio climático. Un win-win-win.

¡Y ya termino! Podríamos decir que “al medio ambiente le gusta que seamos un poco guarretes”, pero lo que ocurre es que tal vez en algunos casos nos estemos pasando de lavar algunas prendas y no sea necesario hacerlo tantísimo. Es algo que desgasta la ropa, que deja huella en nuestro entorno ¡y además podemos solucionar de forma fácil!


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